Después de terminar la escuela, simplemente salir de Alemania, ir al extranjero, aprender un nuevo idioma, conocer gente nueva y experimentar un país extranjero…

Cada septiembre llegan al patio de la Friedenskirche muchas caras nuevas: las AuPairs. Cuando comienza un nuevo curso escolar, las familias cuyos hijos asisten a colegios alemanes y suizos necesitan ayuda, en primer lugar para poder expresarse mejor en alemán y completar sus tareas escolares, pero también para hacer frente a la rutina diaria de ir y volver del colegio y de las actividades extraescolares a pesar de la ausencia de sus padres por motivos de trabajo.

Las AuPairs son necesarias para todo esto. Sin embargo, no son sólo ayudantes, sino que deben ser aceptados en la comunidad familiar para jugar, reír y trabajar con los niños. No hay duda de que esto requiere un toma y daca por ambas partes. La familia debe acoger a los jóvenes con confianza y las diferencias de opinión deben discutirse lo antes posible para que no surjan malos rollos.

El tiempo libre es muy importante para los jóvenes que vienen de Alemania. En primer lugar, tienen la mañana libre para asistir a una escuela de idiomas. Por cierto, esto tiene el efecto secundario positivo de que el Estado alemán sigue pagando la prestación por hijo a cargo. La mayoría de las familias también dejan libre el fin de semana para que las au pairs puedan quedar entre ellas o con otras amigas y hacer algo juntas.

Nuestras reuniones de AuPair tienen lugar siempre un fin de semana al mes, normalmente el domingo, después del oficio religioso en la Friedenskirche, de 13 a 16 horas. A veces cocinamos juntos y compartimos nuestras experiencias, y si los jóvenes tienen preguntas, intentamos ayudarles. No importa si son católicos, protestantes o no creyentes, estamos contentos de estar juntos y, según la época del año, también horneamos galletas y coloreamos huevos de Pascua.